Esta es la historia de Pepe.
José Ayuso tiene más de tres años de
haberse graduado de Ciencias de la Comunicación. Desde que tiene uso de
razón, siempre deseó formar parte de la
gente que veía en la televisión. Por las noches soñaba que preparaba
los detalles del noticiero
nocturno, tan popular y muy visto por su familia. Se veía dándoles indicaciones
a los comentaristas, señalando les la urgencia de informar a la población de un
huracán inminente que azotaría el puerto donde vivían, dando nacimiento a lo
que ahora llamamos pronostico del tiempo.
La historia de Pepe es una de
esfuerzo, dedicación, sacrificios y penurias para lograr una meta que para su
madre, (la cual quería un mejor futuro para su hijo) era una obsesión.
María Ayuso, de 32 años, madre
soltera con apenas estudios de primaria,
quedó embarazada a los 16 años por su novio de pueblo, un ignorante sin
oficio ni beneficio al cual le atraían las faldas y el alcohol como a todo
joven despertando a la adolescencia.
José, el padre, terminó tras las rejas con una condena de 25 años por
asesinato. En una de las interminables juergas de cantina donde se acababa el
poco jornal que apenas ganaba, al calor de las copas y sobre una discusión de
borrachos generalmente estúpida y sin
sentido, sacó prestamente un cuchillo el cual ensartó en la tetilla izquierda
de su amigo, muriendo este fulminante mente. Tan ebrio estaba que después de esto
calló dormido por el aguardiente sin darse cuenta siquiera de lo que había
hecho, despertando a lo que sería su triste realidad por los siguientes 25 años
de vida.
María supo de su embarazo unas
semanas después de lo sucedido. El
pánico se adueñó de ella, la amarga realidad en su ignorancia, despertó miles
de preguntas en su interior. ¿Qué iba ella a hacer ahora?, ¿Cómo iba a mantener a su
hijo?, ¿Qué escándalo habría cuando la gente se enterara de su estado? etc… etc… la impotencia y
depresión no se hicieron esperar y lo inevitable tuvo que pasar.
Si desde prácticamente a los
nueve años tuvo que empezar a trabajar para ayudar a su familia a sobrevivir,
ahora estaba por su cuenta, sus padres la abandonaron a su suerte enfatizando
que no podían llenar una boca más. María optó por dejar de vender fruta en su
triciclo y ayudada por amigas de la infancia logró colocarse de sirvienta (como
algunos despectivamente las llaman) y así asegurarse techo y comida a cambio de
una mísera paga que apenas le alcanzaba para su hijo y ella.
María juró que haría todo lo que
fuera necesario (inclusive prostituirse) pero mandaría a su hijo a la escuela…”llegará
a la universidad y después no tendrá que pasar por tanta agonía y amargura, con
un mejor futuro que el de su madre y antecesores”.
Pepe tuvo una infancia llena de
amor incondicional, pero de muchas carencias para las cuales su madre le
prometía que si estudiaba y acababa una carrera no volvería a pasar por eso. Decía: “ve esas casas tan
grandotas para los que trabajo, ellos fueron a la escuela y les va bien, a ti
también te va ir bien si estudias”.
José siempre fue un chico
estudioso y obediente y creía en las
promesas de su progenitora; se comprometió, se dedicó al estudio en cuerpo y
alma y finalmente se graduó de la universidad
con gran orgullo y esperanza, resuelto a sacar a su madre de la pobreza y
comprarle una casa digna donde vivir.
Al salir de su carrera se
encontró con la cruda realidad: no había suficientes empleadores y los que
había le pedían experiencia. Finalmente después de casi un año de buscar y de
tener empleos como vendedor de seguros, vendedor de enciclopedias y libros,
decidió temporalmente también a
sugerencia de otro de sus amigos universitarios trabajar de taxista para tener entradas de
dinero diarias en efectivo y poder ayudar a su madre que era su primera meta de
vida laboral.
El suicidio sí paso por su mente como solución
a sus problemas, pero en un alcance de razón supo que destruiría a su madre que
era lo que más quería en esta vida… Con
el tiempo y después de conocer que no era el único con estos problemas, ya
dejándose de preguntar dónde quedaron las promesas de un mejor porvenir con una
carrera universitaria y maldecir por el tiempo, dinero y esfuerzo perdido de su
madre y el suyo, ahora está ahorrando para tratar de comprarse un coche a
crédito y rentar unas placas de taxi las
cuales le permitirían tener su propio negocio.
El tiempo dirá.
Esta historia pretende dar luz
al contexto social de lo que significa que en México exista una gran brecha
entre lo que aprenden los egresados de las universidades y lo que necesitan las
empresas. Dar conciencia sobre la locura de saber que en nuestro país a mayor
educación mayor desempleo existe. Despertar el sentimiento ajeno a la
desesperación, la impotencia y
frustración en que se sumergen cientos, tal vez miles de jóvenes que en este
estado de depresión optan por la salida fácil a sus problemas.
El suicidio ha llegado a ser la
tercera causa de muerte en nuestro país y la falta de empleo es la razón número
uno de esta grave y deprimente forma de morir. Todo porque el sistema que nos
promete mejores oportunidades en cuanto más educación tengamos está fallando y
no es así.
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